domingo, 25 de enero de 2009

Ella baila con todos



Rápida para los Mandados


Dos mujeres no podrán estar juntas nunca.

Clara Rojas e Ingrid Betancourt están como locas ahora que no hay selva alrededor y se pelean a la distancia, una en Colombia mirando el espejo retrovisor a cada rato y la otra, que sale de Shopping con Carla Bruni en París.

“Esa Ingrid es una yegua puta, cuando nos tenían secuestrada a la turra le daban una rodaja de pan y a mí nada, fíjense como tiene las rodillas y se van a dar cuenta porqué” grita clara haciendo honor a su nombre.


“No me importa lo que diga, es una resentida porque sabe que aquí en París la ropa es más barata, y los secuestradores franceses usan mejores colonias que esos guerrilleros mugrientos” se defiende la ex secuestrada más famosa, al tiempo que espera salir de gira con los Rolling Stone en la Cautiva Tours.

En la selva compartían todo, un ratón para comer, raíces secas, hojas de árboles y demás delicias sugeridas por el nutricionista de las FARC.


Ahora Ingrid se pasea en bikini por las playas de Miami exhibiendo esa fantástica figura, producto de años de hambre en la selva, y ya son varias las modelos y actrices que enviaron cartas a los guerrilleros Colombianos solicitándoles un tratamiento estético similar y fuentes cercanas a las FARC confirmaron que la mismísima Lilita Carrió estaría entusiasmada en viajar varios kilos con el fantástico método secuestro que hoy es furor en todas las playas del Caribe.


Clara Rojas quedó gordita, a ella no le funcionó y para colmo de males le llenaron la cocina de humo mientras estuvo en la selva. Ya no puede usar bikini por la maldita cesárea, y se dedica a cuidar un niño que jode y jode con que le compren la play, mientras su ex amiga anda putaneando por las playas volteando muñecos y domando penes al ritmo de Shakira.

No es justo clama Clara, los secuestros ya no son lo que eran, está todo muy cambiado, ya no se respetan los códigos, y los secuestrados tampoco son lo que solían ser.


Esto más que un secuestro es un Cabaret.

Ya deja de maldecir le contestó la Betancourt. Hay que dedicarse a living la vida loca. Lo que yo haga ahora es cosa mía y tú Clara que te dedicaste a lustrar el caño de los guerrilleros y no dejaste títeres con cabeza, ahora me toca a mí, sólo que mis muñecos huelen a colonia francesa y no a mierda de la selva.

Maldita Ingrid tu sí que has vuelto muy puta de la selva.



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